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LAS PINTURAS DE LA VILLA DE LOS MISTERIOS

Esta imagen pertenece al conjunto de pinturas realizadas en la llamada Villa de los Misterios (Pompeya) en la Cuarta Época de la pintura romana (40-79 d.C.).

La buena conservación de la pintura se debe a que la casa fue cubierta de ceniza volcánica al erupcionar el Vesubio (año 79). Con el endurecimiento de ésta, se protegió el interior de otros fenómenos naturales que pudiesen haber desgastado la pintura o derribado la casa.

El soporte de la pintura es un muro de hormigón (habitual en construcciones romanas). Se solía pintar encima de los muros para embellecer las estancias, que en este caso es un triclinium. El hormigón es poroso, por lo que hubieron de darle una capa de estuco como preparación (según Vitruvio, lo ideal era dar siete capas de estuco, sólo seguido esto en las villas más adineradas).

Se aprecia en la policromía técnicas de pintura griega. El género del conjunto es religioso, pues se ha concluido que está representado un rito de iniciación al culto histérico del dios Dionisos, aunque no se sabe con seguridad. En esta escena, la que parece ser la iniciada está siendo sometida a una prueba en la que, imaginamos, ha de ser azotada, siendo el dolor el medio de alcanzar al dios. Está de rodillas, y apoya el torso sobre el regazo de otra mujer sentada. A la derecha, una joven semidesnuda danza frenéticamente, y otra, portadora de un báculo en segunda estancia, observa.

Predomina un realismo bien conseguido: la policromía dibuja sombras, dando volumen a los cuerpos, y la superposición de planos, proporcionada y realista, otorga profundidad.
Pese a haber movimiento en las líneas (la ondeante tela de la bailarina, los crótalos, la inclinación de las mujeres, el báculo…) es una imagen armoniosa, equilibrada; quizá esta armonía se quiebra en la expresión de dolor y tristeza de la iniciada.
No hay un claro centro de composición, ya que la escena pertenece a un amplio mural; las líneas sugieren mirar hacia la izquierda.
El color se mueve en la gama cálida, habiéndose de destacar el rojo pompeyano, característico. El canon estético es una mezcla entre la proporción griega y la mujer mediterránea de caderas anchas.

Este tipo pintura tan detallista es usual en casas de familias adineradas, muy típicas en la ciudad vacacional y de ocio de Pompeya.
Las Religiones Mistéricas en Roma provenían de oriente, y se llamaban así por desconocerse lo que se hacía en ellas en caso de no ser un iniciado. A menudo fueron prohibidas porque en ellas se conspiraba contra el gobierno y se practicaban bacanales. Tenían aceptación entre el pueblo porque, al contrario que la religión politeísta de entonces, aseguraba otra vida en el más allá.
Pese a todos los estudios, estos cultos siguen siendo un verdadero misterio hoy en día.

Por María Moreno, 2º B, IES García Morato